La venganza es dulce y no engorda.

He cogido una cita de Alfred Hitchcock para el título, y la archiconocida foto de la entrega de los Oscar de este año. Lo cual me viene de cine. El motivo de esta escena lamentable viene de un chiste de mal gusto de uno, la masculinidad tóxica de otro y el mal entendido concepto de las relaciones abiertas (artículo que dejo para más adelante).

Parece ser (no sé si es cierto o no) que el matrimonio Jada-Will tenía una relación abierta. Eso quiere decir que cualquiera de los dos podía estar con otras personas. Todos eran superamiguis hasta que hubo una relación Jada-Chris. A partir de ahí, todo se torció. Y a mí me viene muy bien para hablar de la venganza en las relaciones de pareja.

La venganza no solo nos pone a la misma altura del que el otro, el que realizó una ofensa. También genera una espiral de odio y rencor. Aquí, en el caso que cojo como ejemplo, podemos suponer una secuencia de agravios:
 
‒Te acostaste con mi mujer.
‒No es tu mujer. Tenéis una relación abierta y también es mi amiga.
‒Dejamos de ser amigos.
‒No te contrato.
‒Te humillo. Cuento intimidades tuyas en público.
‒No quiero trabajar con este tipo. Le veto.
‒Hago un chiste desagradable.
‒Te pego un bofetón.
(Continuará...)

Otra cita: «Es inútil satisfacer la venganza con venganza, no curará nada» (J.R.R.Tolkien)

Alguien, en la pareja, en un trío o lo que sea, piensa que otro fue el primero pero, ¿por qué sigues tú alimentando la rueda del rencor?
 
Realizada la venganza, el otro bien puede pensar: "Ya está pagado. Ya está compensado el daño". El acto de venganza se realiza para compensar lo mal que me siento. Bien, pues ya está pagado. Sin embargo, no. Nunca piensas que es suficiente. La venganza nunca es suficiente. Es un desahogo, es una satisfacción inmediata. Te sientes bien porque “he hecho lo correcto. Vengarme. Se lo merece. No me he quedado parado. No he dejado sin respuesta la ofensa”.

He hecho lo correcto. ¿Seguro? ¿Lo más adecuado ante una ofensa es actuar igual de mal que el otro? ¿Sirve para algo? Sí, ahora me siento bien. De acuerdo, ahora te sientes bien ¿y mañana? ¿Cómo te sentirás mañana? ¿Se habrá solucionado algo de la ofensa? Ya te contesto yo: no.

La venganza es una satisfacción a corto plazo. Como cortarse el pelo, tomar un baño de espuma o comprarse ropa nueva; cuando estás de bajón funciona. Pero dura cinco minutos, y el motivo original del bajón sigue ahí, sin solucionarse.

Con el comportamiento vengativo también estás justificando la conducta del otro. Por ejemplo, ante una infidelidad ella decide destrozarle el coche. ¡Qué bien! ¿Verdad? La venganza es mía. Mientras ella suelta adrenalina y frustración, el que cometió la infidelidad. Estará comentando con todo su entorno:

-¡Ves como está loca! Lo que no sé es cómo hemos aguantado tanto tiempo juntos.

Ya está. Justificado ante todos los amigos y familiares que ella tiene muy mal carácter y que se merece todo lo que le ha pasado de algún modo.

Y es que sentimos la venganza como algo natural, la respuesta lógica ante una ofensa. Nuestra cultura está llena de ejemplos de ello. Tenemos antecedentes legislativos que van desde la Ley del Talion, cuya expresión más conocida es el ojo por ojo, diente por diente; a los no tan lejanos Crímenes de Honor que se contemplaban en la justicia española no hace tanto. En la literatura (Macbeth, Otello, El conde de Montecristo... Hay mil ejemplos) siempre nos ponemos del lado del vengador. Lo más fácil para hacer atractivo a un personaje es darle un buen motivo para vengarse y ponerle en ese papel.  Sin extenderme mucho más, ¿conoces una una saga de películas que se llama Los Vengadores? Pues eso.
 
La cultura nos empapa de una solución que, si bien es atractiva por inmediata, no soluciona nada. La recompensa de la venganza es siempre ceniza. Cualquier acto de venganza siempre se queda corto para compensar la ofensa. Una compensación económica, causar daño al ofensor, destruir pertenencias del otro… Nunca es suficiente, siempre quedará el mal rato, el mal trago emocional, la sensación de engaño, de que no vas a recuperar la confianza nunca más ni en nadie ni con nadie.
 
¿Cómo salgo de esta espiral, entonces? Con el perdón. Pasar página. Naturalmente no vale de nada decir "Yo te perdono". El perdón sincero, asumiendo el dolor por la ofensa, permite a la víctima salir de ese papel y volver a humanizarse. El sentimiento al perdonar es de sentirse moralmente superior al agresor, totalmente distinto a la sensación de frialdad, rencor y falta de saciedad, en cuanto a justicia; que conlleva la venganza.


Comentarios

  1. Muy interesante, pero es difícil asumir una posición de perdón y estar tan tranquilo. No justifico la violencia, pero hay maneras de vengarse muy elegantes (sin violencia). Después de todo: "La venganza es un plato que se sirve frío".

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  2. Gran artículo sobre la necesidad de perdón. La venganza es una espiral diábolica, muy cierto. Una salvedad: Tengo entendido que uno de los problemas entre Will, Jada y Chris era no de relación abierta entre ellos si no que Rock se pitorreó de Jada cuando empezó a quejarse esta de qué los OSCAR no eran lo suficientemente BLACK y que los iba a vetar ella junto a cuatro amigos más. Y Chris Rock respondió que cómo iba a vetar ella algo (a los OSCAR) a lo que no la invitaban nunca...

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  3. El castigo tiene límites y la venganza no. El castigo pretende prevenir futuras ofensas y la venganza no tiene fin. El perdón es necesario para poder rehumanizarse.

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